A los 7 meses fue abandonada, y una abuelita muy buena la recogió. Hizo todo lo posible por intentar educar a esta pequeña salvaje, pero cuando eres abuela es difícil cuidar de un cachorro y Kira era absolutamente ingobernable. Mató a 20 patos y otros tantos pollos… En fin, una catástrofe.
La abuelita fue a ver a su veterinario que le dijo que no había mucha solución: “si alguien no la acoge, solo quedará la eutanasia”. Pero el veterinario no quería sacrificarla. Samantha aceptó hacerse cargo de Kira. Después de semanas de trabajo para rehabilitarla, Kira finalmente cambió su comportamiento. Su mamá adoptiva siempre está en contacto con nosotros y se hace cargo de los gastos de la perra aunque no pueda disfrutar de ella en casa. Ella quería salvar a kira y decidió ayudarnos.
Cuando no se puede con un animal siempre hay soluciones y esta abuelita que tiene un corazón de oro lo ha demostrado. Hoy en día kira podría dar lecciones de civismo a muchos porque recoge todos los papeles del suelo y cuando siente que su comportamiento se está volviendo demasiado perturbador, va a buscar una piedra enorme y camina con ella para liberar la tensión. Arriba